Otros años, otras juventudes

16 Ene
John Lennon

Los sueños se construyen

No me gusta comparar realidades actuales con las de épocas pasadas, por lo general evito caer en esa trampa, pero a veces no puedo evadirlo y me dejo llevar por las comparaciones. Quizás aprovechándome de mi lugar de privilegio como madre de dos adolescentes maravillosas de las que no tengo queja me dejo llevar por los recuerdos y caigo en la tentación, al verlas, de comparar sus gustos, sus intereses, su manera de pensar, con los que yo creo haber tenido cuando contaba más o menos sus mismos años. De más está decir que eran épocas muy distintas, la sociedad de aquellos años contaba con otras prioridades, y era muy diferente el camino que las generaciones más jóvenes tenían por delante (y por detrás).

Para acotar un poco lo que quiero decir, podría tomar como ejemplo el tema político. Allá lejos, por los años 70-80, por lo menos por aquí en America Latina, el sentido del compromiso social y político estaba a flor de piel y era elemento casi prioritario de todo joven que pretendía pararse frente a la vida. Algunos más otros menos, pero éramos muchos los que, a pesar de nuestros pocos años, le hacíamos destacado lugar a la solidaridad, al interés por la realidad que nos tocaba vivir y algunos, hasta por la militancia política.

En general y con distintas modalidades cada joven sabía los entretelones políticos del momento, se embanderaba quizás con algún partido con el que se sentía identificado, buscaba estar actualizado con los vaivenes de la vida nacional e internacional, se informaba, leía, buscaba desarrollarse intelectualmente.

Luego vinieron procesos de dictadura, persecuciones y desmembramientos sociales  que dejaron huella imborrable en nuestros países de este sur dolido y postergado. Fueron muchos los jóvenes que cayeron peleando por sus ideales y muchos, también los que eligieron el enfrentamiento violento para arribar a ellos. No voy a ahondar en describir el caos que sobrevino, las muertes que se generaron, el retroceso que nuestras sociedades sufrieron en aquellos momentos de terror. No es ése mi interés en este momento. Solamente me preocupa destacar aquí las consecuencias del vaciamiento intelectual de aquel período de dictadura y sus consecuencias en la pérdida de valores solidarios posteriores.

Los años 90 fueron, sobre todo, años de especulación y banalización de nuestras sociedades. Las recetas neoliberales fueron aplicadas en nuestros países a rajatabla, de la mano de funcionarios corruptos que terminaron de quebrar el poco interés que quedaba en pie en cuanto a la participación política y social y la militancia comprometida.

Junto con la especulación económica se fue sosteniendo una concepción individualista de la sociedad, alentada desde el poder y los medios informativos que contribuyeron a bastardear los valores de participación social de los años anteriores.

Lo que había sido antes alentado, catalogado de progresista y bien visto desde la anterior óptica juvenil fue ignorado y vilipendiado por las nuevas generaciones formadas en la banalización  ideológica y mediática que el capitalismo salvaje montó para entretener a la masa de una sociedad que buscaba renacer después de décadas de terror y violencia.

Nació así una juventud que desoyó aquello del compromiso con la realidad de los años anteriores y se limitó a intentar usufructuar los avances tecnológicos, la comodidad de una vida fácil y privilegiada que se vendía a través de los medios. Soñar y construir una nueva sociedad no estaba ya entre las banderas de las rebeldías juveniles. En aquellos años la meta era disfrutar aunque más no sea de quince minutos de fama, salir de pobre con el menor esfuerzo, entrar al privilegiado círculo de los elegidos y publicitados, encajar dentro de los cánones de belleza, riqueza y poder alentados desde la fatuidad de los discursos mediáticos y sobrevivir… como se pueda y sin que importen nada los principios, pero ascender… lo importante era el hoy y el ahora. El ayer se buscaba borrar de la memoria colectiva y el mañana apenas era un número en el  calendario de las cuentas por pagar.

Luego de aquellas décadas infames y desgastantes sobrevienen estos años de crisis mundial, terrorismo y calentamiento global, aumento de la pérdida de valores sociales, más decepciones, nuevos conflictos. La inseguridad acecha por doquier y el individualismo y el descreimiento siguen ocupando su trono destacado.

Hoy la generación de mis hijas quizás tenga más conciencia ecológica que nunca antes en la historia, más fácil acceso a la información, mayor conocimiento tecnológico, mayor diversidad de intereses (o no), pero lo que indudablemente noto en falta (salvo honrosas excepciones) es la capacidad de creer que los sueños de cambio social son la base para la real construcción de un mundo mejor, un mundo donde la solidaridad y la participación orgánica y comprometida se aplique en todos los rubros.

Activismo y militancia no son palabras que abunden hoy en la boca de nuestros chicos. Son quizás ítems que están disponibles para un mínimo círculo de raritos que despliegan su rebeldía en medio de un mar informe de jóvenes que se dejan llevar por la corriente y no se animan a despegar.

¿Es así o quizás sea sólo mi manera nostalgiosa de ver la realidad lo que me hace ser, hoy, algo escéptica en relación con la mayoría de nuestros jóvenes y su postura frente a la vida?

Escucho (o leo) otras interpretaciones.

Gracias y saludos a todos!

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5 respuestas to “Otros años, otras juventudes”

  1. Jesu 16 enero, 2010 a 11:05 am #

    Comparto en buena medida tus reflexiones, Mónica.

    No, no creo que sea una actitud nostálgica. Pienso que ambos, tú y yo, nos caracterizamos por saber mirar al pasado y al futuro al mismo tiempo, intentando vivir el presente de forma positiva, así que no se trata de un prejuicio.

    Unas décadas atrás, los jóvenes fueron valientes, audaces, comprometidos, utópicos. Hoy no es así. Posiblemente disfruten de nuevos mundos que nosotros ni sospechamos e incluso aprovechen mejor (¿sí?) este portal internútico que a veces se nos hace extraño, pero lo hacen desde el acomodamiento, la simplicidad, la inmediatez e incluso la soberbia de quien da lecciones sin haber vivido.

    Incluso te diría que quienes sí están comprometidos social y políticamente, que también los hay y muchos, lo hacen de una manera más pragmática, buscando soluciones a intereses particulares antes que generales. En bastantes ocasiones, hablando con amigos me ha sorprendido en quienes defienden ideas progresistas que lo hacen de una manera cerrada y reaccionaria, no propia de su supuesto pensamiento tolerante.

    También me sorprende que la descripción que haces en tu escrito es tan, tan cercana, que parece la nuestra misma. La experiencia vital profunda del ser humano es universal e impactante. Impactante para nosotros, no para las hormigas atómicas que vendrán luego.

    ¿Quizá es ése el mundo que hemos creado? Yo no creé ese mundo! Yo viví con pasión y espero seguir haciéndolo. Y aunque fuera así, su obligación es cambiarlo.

    Un abrazo, compañera.

    (Uf, me he qudado bastante aplastado, quisiera que me explicara alguien que estoy en un error; probablemente son todos maravillosos y nosotros estamos en otra onda)

  2. Lala 16 enero, 2010 a 11:33 am #

    Mmm…yo no puedo comparar! Pero de eso que habláis los dos, os aseguro que es compartido por muchos de vuestra generación. Mis padres no se alejan de vuestra forma de verlo.
    Y yo, aunque soy joven, también veo constantemente toda una serie de carencias en la juventud. Hay una parte de ella que ni siquiera se molesta por mejorar su estrecho y pequeñísimo mundo personal…Cómo lo va a hacer por todo lo demás?
    Mucho cerebro vacío es lo que veo.
    Afortunadamente, también hay otras mentes, todavía despiertas.

    Un besito

    Lala

  3. Neogeminis 16 enero, 2010 a 9:33 pm #

    Me alegra no ser la única que ve la realidad desde esa perspectiva. Aclaro que, a pesar de eso, soy optimista…a la larga la humanidad tendrá que abrir los ojos y actuar en otra forma menos egoísta.
    Gracias a los dos por estar siempre…

    Abrazos por duplicado!

  4. Neogeminis 17 enero, 2010 a 2:05 pm #

    Releyendo la entrada y mirando con nostalgia la foto de John, se me ocurre que, hoy por hoy, es más conocido el saludo «vulcano» de los dedos anular y mayor en V (Wikipedia Star Trek) que el sesentista signo en V de la paz!!!!! Jejejejeje…

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  1. Bitacoras.com - 16 enero, 2010

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Los sueños se construyen No me gusta comparar realidades actuales con las de épocas pasadas, por lo general evito caer en esa trampa, pero a veces no puedo evadirlo y me dejo llevar por las comparaciones. Quizás aprovechándom…..

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