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Agua inversamente osmotizada de los cojones

17 Nov
Huella imprevisible de una noche loca

Huella imprevisible de una noche loca

Suelo llevar el coche bastante limpio, pero a veces algunas huellas comprometidas como las de la imagen superior me obligan a lavarlo con frecuencia. Los trenes de lavado son perfectos, no tienes que hacer nada salvo no resbalarte al subir y bajar o engancharte en el engranaje; y sobre todo, el cubo de agua, la esponja y un buen manguerazo es muy relajante, te permite incluso jugar a las camisetas mojadas y asustar a todo el que se acerque, ésto lo hago especialmente cuando estamos en La Cañada, allí en el jardindito puedes jugar a todo, a médicos también.

Pero desde que se pusieron de moda los autolavados en las gasolineras, mi vida ya no es la misma. No logro aclararme, mejor dicho, no logro aclarar la espuma generada. Y el momento cumbre del abrillantado y del ultrasecado con agua inversamente osmotizada me desconcierta, además de enredarme con la manguera sujeta al techo y acabar duchándome entero. Lo de la ósmosis no sé si es agua o aire, o aire con agua. Jorge, que todo lo sabe y lo hace perfecto, me explicó un día ésto de la osmotización inversa, pero… no sé. A mí se me queda medio mojado, con una capa brillante que absorbe todo cuanto le rodea como por arte de magia o más bien por electricidad estática. Aprenderé, creo yo.

El caso es que echo de menos a mi secretaria, que me lo hacía todo tan bien y me lo dejaba muy limpio. Se largó al Caribe. Se fugó o la despedimos, ya no recuerdo. La cambiamos por la Agenda, con el propósito de anotar todas nuestras ideas por nosotros mismos. Ya no nos hace falta, dijo mi compañero. Luego montamos la frutería y los debates. Creo que necesitaremos un nuevo casting.

Yo quería que volviera y no ha vuelto.

Mi Secre

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Ciudadano Iesu

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