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Soñando el futuro (o delirios en unas tarjetas de chocolate)

1 Jun

Esta serie de curiosas tarjetas futuristas acompañaban a finales del año 1900 unos famosos chocolates alemanes marca Hildebrand. Como se verá, en ellas se dejaba volar la imaginación soñando cómo sería la realidad del año 2000 basándose en los nuevos adelantos tecnológicos.

Con el descubrimiento de los rayos X en 1895, que permitían ver más allá de lo aparente, la novedad de los vuelos en globos, y los avances de la telegrafía, telefonía y cinematografía, los artistas de finales del siglo XIX se deleitaban imaginando un futuro que, suponían, iba a modificar sus vidas de manera radical.

En esta tarjeta se imaginaban que en un futuro los seres humanos no iban a tener necesidad de caminar, sino que eran las calles mismas las que se iban a ir desplazando a través de un sencillo sistema de rueditas, engranajes y superposiciones. Es de destacar que mientras se pensaba en un entorno tecnológico totalmente distinto y avanzado, las personas seguían luciendo los mismos trajes, vestidos y sombreros sin modificación alguna.

Otra variante del mismo sistema de traslación es el que se observa en esta otra tarjeta, donde se planteaba que en el nuevo milenio, el cambiarse de barrio no iba a ser tan difícil. Las casas, los edificios y hasta las calles enteras iban a estar asentados sobre rieles, y por medio de una locomotora se podrían trasladar al lugar que más conviniera. Así no se necesitarían realizar de mudanzas, ya que las pertenencias viajarían enclavadas en el mismo lugar en que están.

Otra de las atrevidas posibilidades que se preveía para el futuro era el de contar con ciudades con techos corredizos que las cubrían en su totalidad y que se cerraban o abrían según el estado del tiempo. La ilustración muestra por sobre la ciudad techada un tremendo aguacero acompañado por una tormenta eléctrica, mientras que por debajo, las personas y los vehículos se desplazan con total tranquilidad.

En una actitud típicamente dominguera, otra de las tarjetas futuristas muestra un grupo de personas paseando por el agua con pequeños globos aerostáticos individuales que los mantenían al ras del agua, además se ve cómo unos deslizadores impedían que se mojaran los zapatos; se alcanza a ver más atrás, hasta una galera con su correspondiente caballo sostenidos con globos aerostáticos.

La imaginación no tenía límites cuando se sabía que la humanidad había ya dominado el espacio aéreo con los globos aerostáticos, por lo que se suponía que en el nuevo milenio se podrían disfrutar de paseos familiares realizados por este medio de bajo costo; una barquilla, varios metros de soga y un globo inflado a gas o aire caliente, y el cielo y sus nubes iban a estar al alcance de cualquiera.

Y si de máquinas voladoras individuales se trataba, en esta otra tarjeta, quedaban en claro las innumerables variantes.

Aunque la mayoría de las ilustraciones imaginadas para el futuro estaban más cerca de la ciencia ficción que de lo posible, se puede arriesgar que algunas fueron buenas ideas, como por ejemplo, este barcolocomotora, una especie de híbrido, que podría cruzar los mares como también kilómetros sobre rieles en tierra sin que los pasajeros o la carga debieran bajarse para el trasbordo.

Muy útil también sería esta aplicación de los rayos X que muestra otra tarjeta, donde se ve que un guardia de un banco advierte un robo gracias a un ingenioso aparato observador a través de las paredes de la bóveda.

Algo más cercano a lo que hoy es realidad son estos adelantos técnicos vislumbrados en el 1900. en esta tarjeta se muestra el sueño de tener el teatro en casa a través de una proyección lumínica similara la cinematográfica mientras los sonidos de la orquesta y los cantantes podían llegar por teléfono, todo al unísono.

Como se ve, la humanidad siempre ha querido vivir con mayor confort, y la imaginación fue de la mano de los avances tecnológicos. Aunque a la distancia resulten bastante ingenuos, aquellas primeras ideas, de alguna manera inspiraron las tecnologías de las que hoy podemos disponer.

Quizás estas tarjetas sean la prueba que algunas utopías pueden llegar a concretarse.

El extraño mundo de Neo

votar Ciudadana Mónica