El agua, un bien social

6 Jun

Aunque la ONU califica como derecho humano indispensable el acceso al agua -debiendo ser considerada un bien social y cultural y no un producto básico de carácter económico- hoy por hoy, en gran parte del mundo esa declaración termina siendo pura semántica.

El agua, que es un recurso que se da por sentado en muchos lugares, es muy escaso para los 1.100 millones de personas que carecen de acceso al agua potable, a las que habría que sumar otros 2.400 millones de personas que no tienen acceso a un saneamiento adecuado.

Más de 2.200 millones de habitantes de los países subdesarrollados, la mayoría niños, mueren todos los años de enfermedades asociadas con la falta de agua potable, saneamiento adecuado e higiene. Además, casi la mitad de los habitantes de los países en desarrollo sufren enfermedades provocadas, directa o indirectamente, por el consumo de agua o alimentos contaminados, o por los organismos causantes de enfermedades que se desarrollan en el agua. Con suministros suficientes de agua potable y saneamiento adecuado, la incidencia de algunas enfermedades y la muerte podrían reducirse hasta un 75 por ciento.

En la mayoría de las regiones, el problema no es la falta de agua potable sino, la mala gestión y distribución de los recursos hídricos y sus métodos. La mayor parte del agua dulce se utiliza para la agricultura, mientras que una cantidad sustancial se pierde en el proceso de riego. La mayoría de los sistemas de riego funcionan de manera ineficiente, por lo que se pierde aproximadamente el 60 por ciento del agua que se extrae, que se evapora o vuelve al cauce de los ríos o a los acuíferos subterráneos. Los métodos de riego ineficiente implica además nuevos riesgos: el anegamiento de algunas zonas de Asia Meridional es el determinante fundamental de la transmisión de la malaria, situación que se reitera en muchas otras partes del mundo.

Casi la mitad del agua de los sistemas de suministro de agua potable de los países en desarrollo se pierde por filtraciones, conexiones ilícitas y vandalismo. A medida que la población crece y aumentan los ingresos se necesita más agua, que se transforma en un elemento esencial para el desarrollo.

En algunas zonas, la extracción del agua ha tenido consecuencias devastadoras en el ambiente. La capa freática de muchas regiones del mundo se reducen constantemente y algunos ríos, como el Colorado en EEUU y el Amarillo en China, se secan con frecuencia antes de llegar al mar. El mar Aral, en Asia Central, ya ha perdido la mitad de su extensión (ver artículo relacionado). El lago Chad en África era hace tiempo el sexto lago más grande del mundo, en la actualidad ha perdido casi el 90% de su superficie y esta agonizando.

Se calcula que para los 6.250 millones de habitantes a los que hemos llegado se necesitaría ya un 20% más de agua, por lo que la pugna es entre quienes creen que el agua debe ser considerado un commodity o bien comerciable y quienes expresan que es un bien social relacionado con el derecho a la vida, se ha disparado. Los alcances de la soberanía nacional y las herramientas legales son también parte de este combate.

Si bien las pugnas por el agua no son novedosas, -ya que desde épocas bíblicas las naciones han guerreado por su posesión- lo nuevo del caso es que, desde hace una década, se acumulan datos que presagian que el planeta se encamina a una escasez cada vez más marcada.

El agua se va perfilando así como el mayor conflicto geopolítico de las próximas generaciones ya que se espera que en el año 2025, el requerimiento de este elemento imprescindible para la vida, será de un 56% superior al suministro. Por ende, dadas las leyes de la oferta y la demanda -tan respetada por los intereses capitalistas- los entendidos aseguran que invertir en empresas relacionadas con su extracción, purificación o suministro será en un futuro inmediato, el más rentable de los negocios. Se pronostica que el agua será en el siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo XX: el bien precioso que determinará la riqueza de las naciones.

De acuerdo con los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2000) y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), un suministro razonable de agua debe corresponder como mínimo a veinte litros por persona al día, y la instalación debe estar situada a menos de un kilómetro de la vivienda del usuario. Sin embargo casi e1 4% de la población del mundo vive a 60 kilómetros o menos de la costa. Las enfermedades y defunciones relacionadas con las aguas costeras contaminadas cuestan a la economía mundial, por sí solas 16.000 millones de dólares por año.

Por ser un bien tan necesario el agua potable pasa a ser objeto de enfrentamientos políticos, si se lo observa sólo como un negocio: represas, canales de irrigación, tecnologías de purificación y de desalinización, sistemas de alcantarillado y tratamientos de aguas residuales. Asimismo no debe olvidarse el embotellamiento del agua, que se constituye en sí mismo como un negocio equiparable en ganancias al de la industria farmacéutica.

A partir de noviembre de 2001 los recursos naturales -al igual que la salud y la educación-, empezaron a ser objeto de negociaciones en la OMC (Organización Mundial de Comercio) con el objetivo de alcanzar la liberalización de los servicios públicos para el 2005. Lo que hasta ese momento era regulado por los estados, pasa a ser mercado de libre comercio.

Dentro de este contexto, los procesos de desnacionalización de los recursos de agua se materializan mediante dos opciones:

  1. La apropiación territorial: mediante la compra de tierras con recursos naturales (agua, biodiversidad), o mediante conflicto militar.
  2. La privatización de la potabilización y distribución: Actualmente, las grandes corporaciones han pasado a controlar el agua en gran parte de los países y se especula que en los próximos años, unas pocas empresas privadas poseerán el control monopólico de casi el 75% de este recurso vital para la vida en el planeta.

Los gobiernos de todo el mundo -incluido de países desarrollados- están abdicando de su responsabilidad de tutela de los recursos naturales a favor de las empresas, según ellos, para mejorar la provisión del servicio. Las grandes corporaciones que intervienen en estas privatizaciones son muy pocas. Las francesas VivendiSuez, la alemana RWE, Thames Water en el Reino Unido y American Water Works, en EEUU. El Banco Mundial juega aquí un papel clave, fomentando las privatizaciones, (llegando a considerarlas condicionantes para la otorgación de sus préstamos) y constituyéndose como juez en caso de conflicto entre los inversionistas y los Estados.

En lugar de masificar el acceso al agua potable, la intervención privada dio pie a un aumento exagerado del costo del agua que excluye en forma tajante a los sectores más pobres. Lejos de implementar sistemas descentralizados que hagan sustentable el acceso al agua potable a las poblaciones alejadas de los grandes centros urbanos (polos que constituyen el núcleo rentable del negocio del agua) las multinacionales se limitan a implementar tradicionales sistemas de potabilización centralizados que imposibilita el acceso al agua de los más pobres dado los altísimos costos que implica la distribución en grandes distancias.

Estas situaciones han generado numerosos conflictos sociales y revueltas populares entre los sectores de menores recursos, quienes han debido volver a surtirse en fuentes de agua de alto riesgo.

A la vez que gran cantidad de pequeñas poblaciones no tienen acceso a la salubridad, mientras tanto esas grandes corporaciones venden agua “pura” embotellada para subsanar ese mal. Entre 1970 y 2000, la venta del agua creció más de 80 veces. En 1970 se vendieron en el mundo mil millones de litros. En 2000, 84 mil millones. Las ganancias fueron de 2.2 mil millones de dólares.

Mientras los gobiernos no interpreten como prioritario asunto de estado la provisión masiva de agua potable en forma accesible y equitativa para toda su población, la pobreza seguirá siendo un mal endémico en la mayor parte del planeta. Se irán profundizando cada vez más las diferencias entre ricos y pobres y se condenará al estancamiento y al subdesarrollo perpetuo a las naciones menos favorecidas.

(editado de distintas fuentes)

7 respuestas to “El agua, un bien social”

  1. Neogeminis 6 junio, 2010 a 4:47 pm #

    El otro día vi un documental sobre la alternativa descentralizada, económica y eficiente que, en contraposición a los tradicionales sistemas de potabilización impuestos por las normas privatistas del Banco Mundial en la India, había logrado revertir la falta de agua potable a las poblaciones alejadas de los grandes centros urbanos. Mediante la utilización de rayos ultravioletas se lograba potabilizar el agua para consumo y riego de esas poblaciones, poniendo al alcance de los sectores más pobres este elemento vital imprescindible para el despegue de una nación. El mismo implicaba sólo un costo de dos dólares anuales por familia!… asequible solución hasta para los más pobres. Intentaré reunir información más detallada.

    Saludos!

  2. Magda 6 junio, 2010 a 8:02 pm #

    Un muy buen artículo. Este tipo de reflexiones deberíamos hacerlas de vez en cuando. Ya las sabemos, pero olvidamos. Vale la pena que alguien nos lo vaya diciendo y recordando, como haces tú, Mónica. Y también vale la pena que alguien nos vaya recordando que con ser problemas inmensos, no son problemas sin solución, tienen solución y es, esto es lo más importante, asequible. Y si es tan fácil. ¿Por qué no se pone en práctica en todas partes? ¿Por qué la investigación y los organismos internacionales no se dedican a ello en primerísima instancia?

    Tal vez parece que me aleje del tema, pero no he podido evitar, este es también un mundo de sueños, no? soñar con un amigo, un gran amigo, que murió en octubre, una persona inmensamente preocupada, torturada casi, por el egoísmo humano. Era pintor y tenia como uno de los elementos base de sus obras el agua. Su última exposición se llamaba “Fusión con la naturaleza” y en la inauguración habló largamente del agua como fuente de vida y de esperanza. Acabó diciendo “En unos tiempos tan complejos como los que nos toca vivir, creo que es un concepto que debemos tener esencialmente claro por si nos toca romper hábitos que perjudiquen lo esencial de la existencia. Y hablando de romper, cuando una mujer embarazada rompe aguas, no solo está dando a luz a una criatura. Está generando un río de vida y nos trae el mensaje de que aún hay esperanza».

    Pablo Méndez, me quedará siempre su mensaje de esperanza. Y hoy, aunque puede parecer que me alejo del tema, quiero dejároslo aquí para compartirlo con vosotros.

  3. Neogeminis 7 junio, 2010 a 6:19 am #

    Todo tiene que ver con todo, Magda cuando lo que guía nuestras acciones es la conciencia de ser parte de una misma realidad. Comprometernos es asumir esa conciencia.
    Un abrazo.

  4. Jesu 7 junio, 2010 a 12:28 pm #

    Bueno, Neo, con lo de los rayos ultravioleta ya me has dejado KO. Estás superpuesta! Tienes la gran virtud, como te dice Magda, de traer y mostrarnos las cosas simples que parece que se nos olviden y explicarlas luego con la esperanza de hacerlas posibles; ese es nuestro objetivo, verdad…

    Magda, enamorado me quedé anoche de tu comentario sobre Pablo Méndez. Cuando por todas partes surge la pasión, se forma un río que desborda vida.

    Un abrazo para cada una!

  5. Freddy Pacheco León, PhD 15 noviembre, 2014 a 10:59 pm #

    En Costa Rica, con el pretexto de actualizar la Ley de Aguas reformada en 1996, intereses vinculados a la GWP-Banco Mundial, que adaptan el Principio 4 de Dublín diciendo que «El agua tiene un valor económico en todos sus usos competitivos y debería ser reconocida como un BIEN ECONÓMICO más que como un BIEN SOCIAL”, pretenden introducir en la legislación el principio del agua como BIEN ECONÓMICO. Al tiempo que le arrebatan al estatal Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados la función de ejercer la «gobernabilidad del agua como bien de dominio público», para diluir esa función entre entes regidos por una ley de asociaciones como entes privados.

    • Mónica Frau 16 noviembre, 2014 a 4:21 am #

      Lo dicho, así empiezan y pretenden revertir las consideraciones básicas que entienden el agua como un derecho natural inalienable..

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  1. Bitacoras.com - 6 junio, 2010

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Aunque la ONU califica como derecho humano indispensable el acceso al agua -debiendo ser considerada un bien social y cultural y no un producto básico de carácter económico- hoy por hoy, en gran parte del mundo esa declaració…..

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