No eres tú mi cantar…

21 Mar

Los Telediarios de TVE llevan todo el día recordando -en sus resúmenes retrospectivos- la época en que Semana Santa era una semana casi sin tele, tres o cuatro días de un blanco y negro negrísimo y unos presentadores entristecidos que anunciaban interminables maratones de espiritualidad hasta que el domingo o a veces el sábado a las 12 de la noche de pronto el planeta volvía a la normalidad al escuchar las notas de alguna tímida canción en el programa estelar nocturno, con la voz bajita por si acaso y mirando de reojo.

Puede que sea una barbaridad lo que voy a decir -últimamente me siento proclive a soltar barbaridades y me reprimo, no es bueno reprimirse, salen granos- pero es que… salvando las distancias democráticas, no me parace que haya cambiado tanto la cosa. Están una semana ya todos los canales con las dichosas películas de romanos, menos mal que me las he perdido este año por estar en Fallas porque me dan un miedo atroz los leones. Los documentales sobre la Sábana Santa y similares cada vez son más extensos, científicos y soporíferos. Y las procesiones… que no se moleste nadie, por favor -yo soy el primer amante de las tradiciones- pero convertir las procesiones en espectáculo o escaparate de famosos no me parece lo más adecuado, deben vivirse, para quien las sienta, de una manera sencilla e íntima.  Nos trasladan minuto a minuto los espacios informativos cada movimiento de los pasos y sus entresijos ocupan el lugar que ha dejado vacante la prensa rosa.

Como decía un comentarista en un blog amigo que estuve leyendo hoy, tal vez las fiestas en general tienden a uniformizarse en torno a dos alternativas: o te largas o te emborrachas. El caso es que hay que estar al tanto, porque pasan cosas muy raras cuando el mundo se despista. Y el hombre de hoy no puede estar en las nubes como yo. Suárez esperó con paciencia un Viernes Santo para legalizar al Partido Comunista. No pasó nada por dos razones, una porque era su obligación. Y otra porque la tele cumplió su función de atontamiento a la perfección. Lo que me preocupa -y soy un fan de la tele- es pensar que nos tienen igual de atontados.

No, no es ése mi cantar. Me quedo con mi Semana Santa Marinera (estoy yo de un autonomista algo pesado, más que pesado, porque me pinchan, eh!) que es más tranquila, al ladito del mar y no sale en la tele ni en ningún sitio. Me quedo sobre todo con las meriendas bajo los pinos mientras rememoro con mis ‘pequeñajos’ el lugar secreto donde se ocultan enterradas las piedras con nuestros nombres -la fuerza nos acompaña-, la escalada al Panquemao en La Cañada, mis filmaciones de los mejores momentos de las caídas y resbalones de mi familia por la peligrosísima cuesta, los huevos de mona estampados en la frente (lo mejor), el chocolate caliente y puestos a empinar, empinar el cachirulo, cachirulo sí, por si algún paisano cutre me corrige no me he olvidado la tx, porque es sin tx, y tampoco me apetece decir milotxa, y mucho menos cometa, yo digo cachirulo, como mi padre, como mi madre, como mi abuelo, como mi abuela, como mis hermanas, como mis primos, como mis amigos y como todo el mundo que sabe lo que es un cachirulo.

Que lo empinéis bien, éso y muchas cosas más.

(Qué me ha pasado, Joey! Tú has visto la luz y yo estoy peleón, echo de menos a mi amiguito con sus petardos y a mis amiguitas y… ya me callo, quiero un Malibú)

Ciudadano Iesu

2 respuestas to “No eres tú mi cantar…”

  1. mortero 23 marzo, 2008 a 6:15 pm #

    Muy interesante tu blog. ¡Felicidades!

  2. Ciudadano Joey 23 marzo, 2008 a 10:08 pm #

    Te largues o no, lo mejor en Semana Santa es apagar todo medio de comunicación. Aun no siendo religioso, la Semana Santa es genial para la reflexión y la meditación. Esa es mi propuesta.

    Un saudiño do teu compañeiro de Blog dende Galiza.

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